Exceso de dinero

Si me ganara el gordo de la lotería, el gordo acumulado, caigo en la cuenta que con mi actual ritmo de vida sería incapaz de gastarlos en toda una vida. Un cálculo rápido me indica que, si me quedaran cuarenta años de vida, mi gasto mensual debiera ser de 4.5 millones de pesos. ¿En que chucha gastaría tanta plata? Cuando ya me aburriera de prostitutas caras, por ejemplo animadoras de reality o lectoras del tiempo, yo creo que me daría por tratar de conquistar una actriz de Hollywood. Y sacarla a comer a restaurantes franceses todos los fines de semana lo cual implicaría volar California-Paris al menos una vez a la semana. Tendríamos hijos y los educaríamos a lo grande: Borges como profesor de Castellano, Einstein profesor de Física, Pete Sampras, profesor de educación física, Dalí en Artes Pláticas. Esa onda tendría que ser mi vida. Quizá, por payasear, me compraría un título nobiliario. Conde de la Champaña. Alguien por acá me propuso que, mejor, me comprara un pueblo completo y lo administrara a mi antojo, o sea, me transformara en dictador de un pueblo chico del sur. Un lugar pintoresco donde llevar a mi novia hollywoodense. Y cuando me aburra, vendo todo y compro algo más chico en Europa. Ni así se me acabaría la plata. Al volver a Chile le regalaría billetes a los amigotes echándoselos de a turros en los bolsillos. Que sé yo, para que tengan para la semana los cabros. Me pagarían con fiestocas de lunes a domingo. Todos destrozaríamos alegremente nuestros hígados.

Los muertos

Los muertos volverán a la vida de pronto,
y cuando esto ocurra,
no niego que será en bastantes años más,
la alegría desaparecerá del rostro de casi todos.