No podemos decir que la literatura en Chile constituye un mundo. Más bien diríamos que se trata de un mundillo. Y los mundillos surgen de manera espontánea, casi de la misma forma en que aparecen las moscas en verano o los gusanillos en la carne. ¿Desagradable? Es que la fauna de literatos existente en Chile hiede desde lejos. De todas maneras hay quien trata de ascender en ese mundo. Para hacerlo, la manera fácil es siendo mujer y bonita. Si usted no cumple los requisitos no recurra a este método. Hasta aquí es como en todos los otros mundillos del país. Otra forma es siendo homosexual; el que presta el traste de manera más seguida a los escritores del “mundo gay”, que prácticamente dominan la escena, pues ese subirá y le irá bien. La otra manera es conquistar una vieja rica, en términos económicos, que esté dispuesta a sacar adelante la obra del joven gigoló. También están los clásicos trucos sucios de “tener el poder suficiente, contactos familiares, como para comprar al jurado”. También se pueden utilizar las influencias familiares para quedar como académico de alguna universidad privada y luego, ganar un concurso de fama recreando un cuento de algún escritor argentino. También está la opción de usar la influencia y el dinero para que la obra del novel escritor salga en todas partes, en los diarios, en las revistas de moda, se realicen encuentros en su honor. La familia lo manda a Europa a vivir una vida bohemia y luego publicitan sus escándalos.
Está la opción de ingresar a una fuerza política, ojalá de gobierno y así obtener esos premios que da el estado. También funciona entrar al incombustible PC, al cual, por complejo de culpa concertacionista, se le entregan continuos premios en contante y sonante.
Algún ingenuo me preguntará ¿y el talento? ¿Acaso no sirve para nada el talento? Uno ante preguntas tan cándidas no hace mas que responder que bueno, que si el talento es realmente mucho, mucho mucho, mucho muy bueno, te va a ir bien. Eso no significa, sin embargo, que vayas a ser querido por tus pares. Siempre estarán tratando de sacarte los ojos o cortarte las manos para que no escribas más. “Me cortaron las manos, che”, diría el afectado que, por supuesto, hace rato que se mudó a la Argentina.
Queda esa opción. Ir al exilio. Pero del exilio se vuelve casi imposible regresar porque afuera hasta al más charcha de los escritores nacionales se le trata bien. Y le dan premios y le dicen ¡qué grande! Y en los municipios de la Europa socialdemócrata alaban el ingenio del joven sudamericano que eligió “nuestro principado” o “nuestro condado” o “nuestro ayuntamiento” para reflotar el boom.
2 comentarios:
El chileno literario mundillo es como el mundoyo.
Confío en que Internet y las shoperías hagan la diferencia.
no solo en al literatura pasa, acá no hay meritocracia, solo pitutocracia, es nuestra identidad,aahh y a todo esto no cachaba que habia un ricardo chamorro escritor, yo solo soy.. nadie que aspira ser exitoso (soy su tocayo)
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