Pierda el tiempo fácilmente leyendo esta basura. Quítele dinero a su empresa. Deje sin comer a la guagua. Deje que se le queme el arró. Todo por la tonterita de estar naegando en la wé
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lunes, 28 de enero de 2008

Para entrar al mundillo literario



No podemos decir que la literatura en Chile constituye un mundo. Más bien diríamos que se trata de un mundillo. Y los mundillos surgen de manera espontánea, casi de la misma forma en que aparecen las moscas en verano o los gusanillos en la carne. ¿Desagradable? Es que la fauna de literatos existente en Chile hiede desde lejos. De todas maneras hay quien trata de ascender en ese mundo. Para hacerlo, la manera fácil es siendo mujer y bonita. Si usted no cumple los requisitos no recurra a este método. Hasta aquí es como en todos los otros mundillos del país. Otra forma es siendo homosexual; el que presta el traste de manera más seguida a los escritores del “mundo gay”, que prácticamente dominan la escena, pues ese subirá y le irá bien. La otra manera es conquistar una vieja rica, en términos económicos, que esté dispuesta a sacar adelante la obra del joven gigoló. También están los clásicos trucos sucios de “tener el poder suficiente, contactos familiares, como para comprar al jurado”. También se pueden utilizar las influencias familiares para quedar como académico de alguna universidad privada y luego, ganar un concurso de fama recreando un cuento de algún escritor argentino. También está la opción de usar la influencia y el dinero para que la obra del novel escritor salga en todas partes, en los diarios, en las revistas de moda, se realicen encuentros en su honor. La familia lo manda a Europa a vivir una vida bohemia y luego publicitan sus escándalos.

Está la opción de ingresar a una fuerza política, ojalá de gobierno y así obtener esos premios que da el estado. También funciona entrar al incombustible PC, al cual, por complejo de culpa concertacionista, se le entregan continuos premios en contante y sonante.

Algún ingenuo me preguntará ¿y el talento? ¿Acaso no sirve para nada el talento? Uno ante preguntas tan cándidas no hace mas que responder que bueno, que si el talento es realmente mucho, mucho mucho, mucho muy bueno, te va a ir bien. Eso no significa, sin embargo, que vayas a ser querido por tus pares. Siempre estarán tratando de sacarte los ojos o cortarte las manos para que no escribas más. “Me cortaron las manos, che”, diría el afectado que, por supuesto, hace rato que se mudó a la Argentina.

Queda esa opción. Ir al exilio. Pero del exilio se vuelve casi imposible regresar porque afuera hasta al más charcha de los escritores nacionales se le trata bien. Y le dan premios y le dicen ¡qué grande! Y en los municipios de la Europa socialdemócrata alaban el ingenio del joven sudamericano que eligió “nuestro principado” o “nuestro condado” o “nuestro ayuntamiento” para reflotar el boom.

lunes, 21 de enero de 2008

Bolaño no se puede leer

Entiendan que no es fácil encontrar a Bolaño. Parece accesible y en el fondo es terriblemente escurridizo. Me acuerdo de los intentos que he perpetrado y siempre me quedo corto. Siempre me falta algo para cumplir mis objetivos que en realidad se reducen a uno solo: leerlo.

No digamos que estuve muy informado de sus actividades. Más bien me perdí gran parte de “la polémica” con los escritores chilenos y prácticamente no puedo dar fe de su arrogancia. Recién cuando murió yo diría que me vino la urgencia por leerlo. Antes estaba en otras cosas, otras lecturas. No sé si Bolaño es necesario, tendría que tener alguno de sus libros.
La primera vez fue cuando traté de bajarlo de Internet. Fue un puro sufrimiento, el archivo venía malo al principio (o lo abría y salían símbolos en vez de letras), después fue la página la que murió. Cuando me fui a otra referencia empezaron mis problemas con los virus. Hastiado de las tontas máquinas dejé para mas adelante la tarea.

Entonces me olvidé de esa estrategia y me propuse otra: conseguir un libro real. Estuve sondeando a mis amigos a ver si tenían uno de sus libros. Casi nadie tenía. Uno de ellos, pongámosle Jaime, tenía las “Putas Asesinas” (para los no informados “Las Putas Asesinas“ es un libro de Bolaño, no me refiero a... bueno, ustedes ya saben), pero lo había prestado hacía tiempo y había perdido la fe en su devolución.

Bien, me dije, habría que comprarlo pirateado. Un vecino que es pirata me dijo que me lo iba a buscar. Esa misma semana cayó preso por pirateo con sentencia agravada a causa de unos paquetes de mariguana. Partí al centro, ya con evidente cara de circunstancias y me encontré con un tipo que tenía una edición de los “Detectives Salvajes”, era original, pero tan manoseado que me lo dejaba en dos lucas. O sea una ganga. Yo con el apuro y la tontera había salido sin plata. “¿Porqué no me lo guardai?” -le dije- “voy a la casa a buscar plata y vuelvo”
- Todos dicen lo mismo - me respondió con desesperanza.
- No. Si es verdad, vivo cerca.
Me fui. Me gritó de lejos “¡No vai a volver!”. La verdad es que volví, pero su desesperanza era tanta que no me esperó y se lo vendió a otro tipo que iba pasando.

La cosa es larga de explicar y, por supuesto, no termina ahí. Las aventuras siguieron con otros libreros, otros piratas y otras web de libros gratis. Todavía no leo ni una sola línea de Bolaño. Cuando suceden rarezas como la que cuento no hace mal preguntarse si se trata de maldición china. No hace mal contarlo al psicólogo ni hace mal echarle una mirada a las tarotistas de la plaza de armas. Cosas. Metafísica. Manías inconscientes que te impiden una acción porque en el fondo no deseas esa acción ¿no deseo leer a Bolaño? Absurdo, más parece que Bolaño no desea que yo lo lea porque pasarán cosas. ¿Qué? Claro, Bolaño está muerto. Por supuesto que lo sabía. Lo cual no es ningún impedimento. Lo que yo sospecho es algo bien persecuto: Bolaño no quiere que yo lo lea, porque será mala influencia para mí, me convertirá en un marginal de las leyes literarias y desde la marginalidad beberé ron hasta la borrachera, siempre, escribiendo, sin parar. O sea, una mala junta. Y una mala junta que ya es un fiambre para más rematarla.

Mientras corto la “esoteria espacio temporal aplicada a la literatura” estoy aquí con uno de Asimov y he pensado que podría emprenderla con Tolstoi. Proyectos. Opciones. Eso, claro, si Bolaño no dicta otra cosa desde el mas allá.