Las generaciones futuras merecen arte rupestre,
merecen llenar el subsuelo de envases
con mensajes dentro,
en la memoria,
tal vez un gusano,
un mármol enterrado.
Para que se sientan felices de hallar esos tesoros.
También merecen algunos huesos
O incluso esqueletos completos.
Se piden voluntarios.
Se entierran trozos de pollo o chuleta,
En la arena de la playa,
es cierto,
pero con eso no basta.
Entre los tiempos,
(segundos de vidrio que son siempre madrugada)
cierre comillas,
la horca quedará
colgando al voluntario,
sacrificado por las generaciones futuras.