Pierda el tiempo fácilmente leyendo esta basura. Quítele dinero a su empresa. Deje sin comer a la guagua. Deje que se le queme el arró. Todo por la tonterita de estar naegando en la wé
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lunes, 17 de mayo de 2010

Mi cancer marxista

Tengo un cáncer marxista. Ese cáncer me corroe, pero se mantiene estable y me permite vivir. En jornadas de protesta organizadas por diversas centrales y gremios (y que se suceden bajo la ventana de mi oficina en plaza Italia), pues en esas jornadas mi cáncer marxista hace crisis. Mi cuerpo comienza a sufrir dolores de huesos, de músculos, de todos los lugares de mi cuerpo surge un dolor. El dolor se transforma en fiebre y en palidez. Debo recurrir a mis jefes y solicitar permiso para ausentarme del trabajo. Ellos, como saben de la existencia de mi cáncer me proporcionan rápidamente un permiso. No les he dicho que es un cáncer marxista, solo he dicho que es “un cáncer”. Pero una vez en la calle me siento mucho mejor, el sonido de los discursos, los gritos, el avance de las columnas por la alameda, todo eso mejora completamente mi salud. Me restablezco. Vuelvo a sentirme fuerte de nuevo como un hombre nuevo.

lunes, 3 de mayo de 2010

La hora

Esta es la hora en que todas las chicas follan.
Están con sus maridos o sus convivientes,
están viendo la tele
Están quizá tomando once
y hablando de temas controvertidos
Como la eutanasia, la píldora o la farándula.
Las chicas luego de follar dicen sus opiniones
Y en el fondo
Tienen opiniones controvertidas respecto de todo.
Porque son chicas con estudios
Han trabajado duro
Y se merecen esa tele,
esa once
y ese marido fiel que espera el fútbol.

No se saca nada con llamar a las chicas a una hora como esta
No responderán el teléfono:
Ya no follan, pero no van a pararse del sillón.
No dejan de apretar un botón en el “control”.