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lunes, 7 de julio de 2008

El veneno en los ratones

A los ratones ya no les afecta el veneno. Se han vuelto mafiosos de carácter. Cuando me ven llegar con la lata abren unos ojos de este porte. Puro entusiasmo. Saben que les viene su dosis. Lo recolectan con paciencia de los rincones en que lo tiro. Los sitios que quiero mantener libre de ratones son, curiosamente los mas visitados por ellos. En sus reuniones y en sus juegos de cartas reparten el polvo. Hacen unas líneas sobre una mesa muy pulida. Luego la aspiran ayudándose con un billete enrollado.

- Está buena- dice uno.
- Si, el socio nos está trayendo de alta pureza ahora. Buena onda el socio.

Los ratones andan más energéticos que nunca. Corren veloces por el techo sin tener motivos para ello. Mi gato es incapaz de alcanzarlos. Pensé que el polvo a lo mejor también le servía a él. Pero lo dejó en un estado terrible, vomitando sin parar y sin poderse levantar. Ahora se volvió un vomitador crónico. Los ratones se paran en el techo a mirarlo y a gritarle burlas.

- ¡Estás decadente gato!
- ¡No asustas a nadie, pareces un nene!

Es cuando entro en escena con mi escoba. Mi gato tiene el cuerpo malo, es verdad, pero estos roedores no le echarán a perder la mente.

Un día no puse ya mas veneno. Fue casi fatal. Rodearon mi cama mientras dormía. Me lanzaron objetos y algunos me mordieron. Prendí la luz y ellos no escaparon. Habían atrapado a mi gato y prometían eliminarlo. Tuve que ceder a sus peticiones: repartición gratuita de veneno, habilitar el cuarto de los cachureos para fiestas. Si no fuera por los escándalos de las ratas mi vida sería en completa paz. Con mi gato no tenemos más motivos de queja.

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